Con o sin documentos
Somos los trabajadores. Tenemos derechos. Creamos riquezas, con o sin documentos.
Declaraciones del retiro de CASA en 1979
Muchos mexicano-estadounidenses y mexicanos inmigrantes han trabajado en empleos con mala paga, peligrosos, sin estar calificados y con poca posibilidad de ascenso. En la mayor parte del siglo XX, los sindicatos los han ignorado o los han excluido. Los trabajadores indocumentados han sido retratados como difíciles de organizar y los han acusado de ser la causa de la baja de los salarios, así como de ser rompehuelgas.
En 1979, Rudy Lozano se convirtió en organizador del Sindicato Internacional de Trabajadoras de la Confección de Mujeres (ILGWU), Local 336. Se esforzó por construir solidaridad entre TODOS los trabajadores, incluyendo a los trabajadores indocumentados quienes eran especialmente vulnerables de ser explotados por los propietarios de las empresas. Lozano animó a cada trabajador a ser parte de los sindicatos y los educó sobre sus derechos. Apoyó a los trabajadores como intérprete, visitándolos en sus hogares o restaurantes locales, y acompañándolos a las comparecencias ante la corte de inmigración.
“Tortillas no, sindicato sí”
En 1982, los trabajadores de la productora más grande de tortillas en Chicago, Tortillas Del Rey, le pidieron ayuda a Lozano con la formación de un sindicato. La empresa respondió con amenazas, despidos e intimidación contra los trabajadores. Varias semanas antes de las elecciones para formar un sindicato, el Servicio de Inmigración y Naturalización hizo una redada en la fábrica más grande de Del Rey. Los trabajadores creyeron que la compañía estaba detrás de este hecho. Después de la votación de los empleados de formar un sindicato, Del Rey se negó a reconocer los resultados, afirmando que Lozano había interferido en las elecciones. El caso fue llevado a la Junta Nacional de Relaciones Laborales y los trabajadores junto a la comunidad organizaron un boicot contra las tortillas de Del Rey. Aunque el sindicato no fue reconocido hasta después de la muerte de Lozano, los esfuerzos unieron a la comunidad en la búsqueda común por justicia en el lugar de trabajo.